martes, 28 de diciembre de 2010

Expresión de deseo.

Me duele tu manera de decir las cosas, hermano. Me duele que tus palabras salgan así, cargadas de odio y con mierda pegoteada. Me lastima que no puedas ver el amor que te tengo, a pesar de todo, contra toda lógica y razón. Sé que en tu mente es muy probable que creas ese mundo de paranoia y de dolor que te has inventado, pero no es cierto. Ver tu sonrisa falsa y tus ademanes fingidos me hace sangrar por dentro, se me desarman los huesos, convirtiéndose en polvo, en arena.
Me encantaría poder ponerte unos lentes que te hagan ver las cosas desde afuera. Podrías ver a los viejos desvivirse por una muestra de tu afecto. Podrías darte cuenta de que, más allá de las diferencias que puedan existir entre las personas, se puede compartir una charla, un café, un tiempo.
No sé mucho de la vida, 27 años que no tienen mucha experiencia encima no me dan derecho a opinar cómo debería vivir otro. Tiemblo cada vez que debo tomar una decisión, lloro mucho cuando siento que pierdo el control. Y sin embargo, si hay algo que me tocó aprender, es que alejando a la familia no se llega muy lejos. Solía pensar que podía hacerlo todo. Que era superpoderosa, fuerte y dueña de la verdad. En realidad, no es así. Soy fuerte, sí, pero solo por el suelo donde piso, el equipo que me aguanta. No puedo hacer todo, pero intento hacer cada cosa de la mejor manera. No soy superpoderosa, tengo una autoestima muy alta, que a veces me hace creer que lo soy, pero la verdad, es que muchas veces, necesito ayuda. Y no hay una sola verdad, puedo ser dueña de mi verdad, pero es sólo una faceta, sólo una cara de la realidad.
Me gustaría poder olvidar las palabras y las actitudes que me hacen mal. Poder eliminarlas de la memoria, hacer como que nunca existieron. En cambio, podría pegarle momentos que no pasaron, donde compartimos esta única cosa que me enseñó la vida. Mostrarte esas cosas que pasan sin que te des cuenta, el cariño que te rodea; todo lo que no querés ver, porque en algún momento decidiste dejar de creerlo.
Quiero volver a ser la familia que éramos. Quiero que podamos juntarnos y reirnos de nuestras historias y aventuras, llorar de risa con nuestras anécdotas. Quiero poder discutir abiertamente, como adultos, sin tener que cuidar lo que digo por miedo a que lo tomes a mal, te enojes y me alejes. Ay hermano mío, ojalá nos veas así, como siempre, abiertos de brazos, amándote.

martes, 21 de diciembre de 2010

Cambios

Uno nunca está preparado para los cambios. El cambio da miedo porque implica un viraje de lo conocido a lo incierto. La sensación de seguridad desaparece y es reemplazada por la incertidumbre de pisar sobre un terreno previamente inexplorado.
Muchas veces decimos "Quiero un cambio" cuando notamos que la rutina se envicia, se llena de situaciones que no nos gustan. Sin embargo, al momento de, literalmente, "cambiar", nos embarga una sensación de pánico.
Y no es que los cambios sean malos, por el contrario, generalmente, se trata de situaciones que nos van a generar placer y alegría; pero el tema está en esa sensación de pérdida que se nos mete por los poros, de abandono, de vértigo.
Hace ya unos (bastantes) años, tenía otra vida. O sea, es la misma, pero tan tan diferente que ni yo me hubiera reconocido. En ese momento, estaba muy enamorada de el que por ese entonces era mi novio, quería casarme y tener hijitos, soñaba a diario con terminar mi carrera, mientras me debatía entre el estudio, el trabajo y el amor. Los tres demandaban tiempo y eso era justamente lo que más escaseaba. Era una lucha entre la independencia que me daba el trabajo, la pasión que me generaba mi novio y (también) la pasión que sentía por mi carrera. En ese tire y afloja, perdí de los tres un poco. Me atrasé con la carrera, eventualmente dejé el trabajo y más tarde que temprano, dejé al novio. Cada uno de estos cambios fue una decisión llorada, desesperada, sufrida. Cada uno, un pánico, una sensación de vacío, una pérdida del norte.
Y sin embargo, cada uno, un excelente viraje.
Hoy soy otra, con otros sueños, otras esperanzas, pero el mismo pánico y temor al cambio. Ya no soy tan confiada ni tan inocente, aunque probablemente sigo siendo igual de estúpida. Hoy me cuesta más enamorarme, hoy mis prioridades son distintas. Pero hay algo que me mostró esta diferencia entre mis dos vidas. Hoy pasé frente a la casa donde tantas veces hice el amor en esa, mi otra vida, sólo para darme cuenta que esa casa ya no existe más. Esos pasillos, esas escaleras donde me reí tantas veces, donde me debatía ese amor trágico, desaparecieron. Hay hoy un hermoso edificio moderno con puertas de vidrio en lugar de esa casita antigua con aroma a encierro y pisos viejitos de dibujos serpenteantes. Si será otra vida, que hasta la ciudad me borra los recuerdos.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Desafinando sin querer

Así voy por la vida... cantando.
Muchas veces la canción me sale hermosa, mas hay veces que me sale un chillido que tuvo la intención de ser bonito, pero que sonaba a frenada antes de un accidente. Hay otras que no llego a la nota que tan hermosa suena en mi cabeza. Algunas, cuidando de no caer en ese falsete, bajo la voz demasiado y no me escucha nadie más que yo. Casi siempre voy moviendo los labios, planeando una canción que no sale.
Esta soy yo.
Las buenas intenciones y los bellos actos tratarán de ser la primera opción siempre. Pero no soy perfecta, no puedo serlo, ni quiero tampoco.
Me encantaría que toda nuestra historia sea una bella sinfonía con las notas bien puestas y con armonías logradas. Pero es improbable que sea así. Por eso mismo, me muestro, desnuda, exponiendo todas mis marcas y defectos, así como mis virtudes.
Habrá momentos donde juntos haremos una hermosa melodía y otros donde cada uno quiera cantar en solitario. El desafío es poder conjugarlos, para que armonicen sin apagar las dos voces.
Y si en algún momento se nos cruzara un dueto imposible, desde ya, ha sido un placer cantar contigo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Shining

¿Cómo callo a este corazón para que no grite a los cuatro vientos? No hace falta decir nada. Se me nota en la sonrisa, se me nota en los ojos, en la piel. Y él se empeña en gritar esas dos palabras que se me pegan en los labios, que me quedan grandes. Que son inabarcables, que implican un punto de inflexión. Un antes y un después. Dejá ya de dar saltos, dejá de divertirte a mi costa. Me brilla la piel, me brilla todo.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Rutina monótona

Me despierto con el despertador, lo apago, cierro los ojos, los abro y se pasó una media hora. Me levanto corriendo, puteándome por ser tan vaga, a bañarme, maquillarme y vestirme de señorita. Mientras tanto, hierve el agua para el mate, y sé que me voy a quemar, pero lo tomo igual. Salgo corriendo tras un colectivo que nunca para cuando estoy apurada y que siempre llega a tiempo si estoy con pocas ganas de ir al trabajo. Me aprieta la gente en el colectivo, ponen música asquerosa en sus celulares, puteo por dentro. En el trabajo, corro mucho. Con expedientes, sin expedientes, por escaleras, en ascensores, por largos pasillos, por la calle, por oficinas públicas llenas de burocracia y empleados que no sonríen jamás, siempre con tacos. Corro al estudio, a poner una sonrisa perenne en mis labios ante los clientes y la jefa. Almuerzo pensando en las cosas que me quedan por hacer y en cuánto falta para irme. Vuelvo a trabajar, me voy al gimnasio. Transpiro. Pero esta vez sin tacos y sin el trajecito de señorita, solo con una calza, una remera y mis zapatillas. Salto siempre a destiempo, me hago un nudo estirándome, puteo de lo lindo con los abdominales. Me voy a mi casa después de una ducha rápida, que en realidad a veces es con agua fría y otras con agua hirviente. Nuevamente el colectivo lleno de gente que aprieta, pierdo la paciencia. Quiero llegar. Estoy en casa, tomo un mate, charlo con mi amiga y le cuento los malabares de tiempo que sé hacer en la oficina. Me relajo, película, libro, blog. Algún trámite que me traje para ver en casa. Ceno, charla improductiva, pero interesante, casi siempre. Algo más de trabajo o de relajación, y me voy a dormir. Doy vueltas, intento no pensar en nada.
Frases incoherentes, sueño.
Esta época del año me agarra sin ganas de nada, cansada hasta de escribir, tendría que tomarme unos días de hacer muy poco y dormir mucho. Tendría.

sábado, 30 de octubre de 2010

El amor, la confianza, el pasado y el dolor

J. dijo una mentira y F. la descubrió. No es una mentira gorda, grandota y fea, de esas que hacen que se caiga la relación a pedazos. Es una mentira livianita, si se quiere, pero de esas que levantan polvo. Ellos hablaron del tema y la relación siguió adelante, pero parchada. Porque F. ya no confía de igual manera. F. me dice que a ella le habían mentido mucho en el pasado (otros, antes que J.), pero que no había dejado de creer en la pareja, y que en él había confiado más que en cualquier otro hombre en su vida, solo para descubrirlo en una mentira tan boluda como esta. F. está dispuesta a confiar de nuevo... pero ya no es lo mismo.
Ayer vi una película muy mala (Why did I get married too) pero que tenía una frase que me quedó retumbando en la cabeza, y hoy, mientras hablaba con mi amiga (F.) se me apareció en todo su esplendor, saltando en mi mente, levantando los brazos, gritándome. La frase es más bien un diálogo, entre una mujer y su actual marido. Dice algo así: "Es difícil tener a un buen hombre, luego de haber tenido a uno muy malo", a lo que el marido agrega "es difícil tener a una buena mujer que tuvo un mal hombre antes".
Entre la charla con F. y la frase, se armó un batido en mi cabeza, que es necesario poner en palabras.
Como mujer que soy, voy a hablar desde el punto de vista femenino, aunque creo que puede aplicar a los hombres también (pero, como ya se ha demostrado que no tengo la más puta idea de qué piensan los hombres, puedo estar equivocada en un 100%).
Y es que es muy fácil cuidarse el corazón después de una mala experiencia. Se logra con no tener jamás ninguna otra relación. El tema es que uno es obstinado, y ahí va y se enamora, poniéndose a tiro, con un blanco en el pecho. Uno se arriesga. Pero nadie tiene el historial limpio, prístino como una hoja en blanco.
Cuando tomamos coraje y empezamos una relación con un hombre, empezamos una discusión dentro nuestro entre dos partes que se disputan el poder: la parte cínica y la parte romántica. La primera es la que nos dice: son todos iguales, todos te van a mentir, todos te van a lastimar. La segunda es la que te afirma: ÉL es diferente. Y ahí vamos, metiéndonos en la relación, enamoradas, confiamos, porque al principio, la que manda es la romántica que todas llevamos dentro. Y cada paso que vemos que él hace en nuestra dirección hacia un futuro común es una sonrisa más amplia en la parte romántica que le repite a la parte cínica: "viste? ÉL es diferente".
Y la parte cínica guarda silencio, oculta entre las sombras.
Pero un día (que llega inevitablemente, en todas las parejas) hay algo que hace tambalear esa confianza, convirtiendo la sonrisa de romántica en una mueca de espanto. En el caso de mi amiga, una mentira. Entonces, cínica avanza con carteles, cortando calles, elevando pancartas y haciendo sonar cacerolas. Victoriosa, afirma: "viste? son todos iguales". Porque en definitiva, siempre estuvo ahí, escondido, el miedo a que cínica tuviera razón. Y una pierde la discusión consigo misma.
Porque si bien puede ser solo un tropezón, ínfimo, pequeñísimo, la confianza que se construyó con el optimismo de romántica, se desmorona, volviendo todo a foja cero. El pasado nos enseñó a cubrirnos para no ser golpeadas cuando se viene el azote. El dolor de ese tropezón no es un dolor nuevo, es la misma cicatriz que se reabre y vuelve a supurar. Cínica nos abre los brazos y nos brinda cobijo, para que sane la herida. En lo que respecta a la confianza, no hay grises. O existe, o no.
Y tal vez, romántica puede haber tenido razón y esta relación puede ser diferente. Tal vez ÉL sea diferente. Pero está en nosotras elegir qué voz escuchar. El pasado enseña, pero también nos marca. Creo que la frase tiene mucha verdad. Es difícil para una mujer ver que el hombre que está a su lado es bueno realmente, porque muchos hombres del pasado nos han lastimado, generando cicatrices muy difíciles de curar. Pero el amor es así. Uno se arriesga, le da al otro el poder de lastimarte, esperando que decida no hacerlo. Pero realmente vale la pena sentirlo.

Amiga, elijas la voz que elijas escuchar, yo estoy siempre para reir a tu lado o llorar con vos. Te quiero.

miércoles, 27 de octubre de 2010

El lado oculto de mi mente

Antes de dormir me aparecen voces de gente que conversa en mi cabeza de cosas que no conozco, pero aparentemente ellos sí. Son voces de personas que me van introduciendo de a poco en el sueño, que va a desarrollarse a partir de estas conversaciones, si las dejo seguir... El tema es que a veces, son tan estrafalarias las mismas, que me despierto con cara de WTF???

Anoche:
Voz 1 (masculina): Tenés que llevarlas, es muy importante.
Voz 2 (femenina, creo que era yo): Pero no quiero!
Voz 1 : Bueno, igual pasa Superman y se las lleva...
....
WTF????

miércoles, 20 de octubre de 2010

Un gusto, un temor y una comida sin probar...

Un gusto: Escuchar música en el Mp3 cuando voy por la calle y que los movimientos de la gente peguen con el ritmo de lo que escucho yo... me siento como en un video clip :)(lamentablemente, hasta ahora solo me ocurrió unas tres veces... Pero qué veces!!!!)

Un temor: Que un día de estos mi cumputadora decida jubilarse y no funcione más... me muero...

Una comida sin probar: Escabeche de yacaré... dicen que es muy rico, pero me da cosita...

(Meme iniciada en Ignomanía... http://tinyurl.com/2epxysj)

miércoles, 13 de octubre de 2010

Cosa rara che

Me pasó algo raro... resulta que me quise bajar un libro gratis (ejem... Fragmento de un discurso amoroso de Roland Barthes... maravilloso) y me suscribí a Scribd, con la ilusión de bajarlo. Resulta que me quieren cobrar para bajarlo y no way José... pero lo raro es que me empezaron a llegar mails de amigos que se suscribieron a mí en Scribd... qué onda? no sé cómo se maneja eso... ahora me meto a ver qué es eso... si hay que pagar, estan muertos conmigo...

viernes, 8 de octubre de 2010

Blogueando ando

Me encanta leer.
Amo descubrir otros mundos visualizados por otras personas diferentes a mi.
Por eso amo leer blogs. Me brindan estos medios una mirilla en las vidas de los otros, poder ver con sus ojos, analizar otras situaciones, otras vidas, cosas que no me pasaron, cosas que no se me ocurrieron, cosas que por ahi sí, pero no me animo a escribir, o no encontré las palabras necesarias para expresarlo... y ahi lo encuentro en otro blog, igualito a como lo sentí ESO ME PASÓ A MI!!! pero no soy yo, es otro que lo vivió, que lo sintió, que lo contó. No soy yo, pero sí.
Encuentro una hermosa puteada que otro escribió y dijo y me dan ganas de leerla en voz alta. Encuentro un corazón roto que se muestra con sus grietas a los demás, en una terapia silenciosa y abierta. Encuentro listas con cosas molestas o cosas deseadas y aunque no sé sus nombres ni conozco sus caras, ni escuché jamás sus voces, siento que los conozco.
La magia del blog es que uno encuentra a desconocidos que tienen historias para contar, y que en su generosidad, le permiten a uno ver un poquito de su alma.

lunes, 4 de octubre de 2010

Yo elijo...

Yo soy quien elige cómo equivocarme, dice la canción que según vos me identifica...
No sé porqué esta obsesión con tus besos, esta terquedad que me insta a seguir ansiando tus manos en mi cintura, en mi espalda, en mi pelo.
Sí, hay cosas que no me cierran. Sí, hay veces que no te creo.
Elijo verte un día más, una vez más. Elijo beber tus te quiero y sentirles sabor a verdad. Elijo encontrarme entre tus brazos, verme real en tus ojos, descubrir mi piel en contacto con la tuya. ¿Es un error? Probablemente... un error que se siente como correcto, por supuesto.
Elijo equivocarme una vez más, por ahora... fully aware of my actions...

lunes, 27 de septiembre de 2010

jueves, 23 de septiembre de 2010

A veces

A veces no tengo ganas de verte, quiero que me extrañes, que me sufras, que te duela.
A veces fantaseo con dar media vuelta a mitad de un beso y decirte adiós, para que sientas mi ausencia.
A veces me dan ganas de romperte la cabeza, golpearte fuerte fuerte, lastimarte de verdad.
A veces quiero ser más fria y mandarte a la mierda.
A veces quiero arrancarte la ropa, romperte la piel a arañazos, quitarte los convencionalismos a fuerza de besos.
A veces solo me motiva el verte, el tenerte cerca.
A veces te siento en mi piel aunque ya no estes cerca.
A veces te veo vacío y quiero sacudirte, para que reacciones.
Hoy es algunas de esas veces.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Ciclotimia galopante

Día de mierda, me golpeo la cabeza, no me aceptan un billete, puteo al kioskero, me enojo con el cajero, insulto la lentitud del chofer, no quiero trabajar, esta puta musa que no baja, no puedo escribir nada, está todo cerrado y no tengo puchos, igual quería dejar de fumar pero justo ahora, en este día de mierda, se me antoja y está todo cerrado, me quedé dormida, hay mucha humedad y mi pelo es un desastre. Todo es una mierda.
Y escucho una canción que habla de una abeja enamorada, y sonrío como idiota y me acuerdo de su sonrisa y noto la mía, sueño despierta construyendo castillos en el aire, y escucho canciones cursis y me encuentro en todas, salvo las tristes, y me imagino el reencuentro y los besos que guardé este tiempo, y me doy cuenta de que es muy asquerosamente meloso, y me reto a mí misma, pero en el fondo, sonrío.
Y después me pregunto por qué nadie me entiende...

martes, 7 de septiembre de 2010

Reacciones medidas

Si exploto como debiera, no te quedan pestañas, soy fuego y te quemo, calcino tu mente, tus ideas, tus huellas, tu cuerpo. Si no exploto, me rompo por dentro, generando oleadas de bronca que por no ser manifiesta, me quema, de deshace los órganos, me inmola en silencio.
Si te digo las palabras que acuden a mi bronca, mirarías con ojos desorbitados a esta mujer que te grita, incapaz de comprender qué tipo de volcán ha explotado en mis venas y derrama su lava en mi boca, incapaz de entender una sola de las frases que se retuercen entre los dientes apretados. Si no las digo, callando la ira, aplacando las voces, sonriendo estúpidamente ante las situaciones más irreales que manan de tus labios, entonces, si callo, entonces me encuentras dócil, me encuentras llevadera, compatibles ambos.
Si mi cara expresa libremente el estado de ánimo en ciertas circunstancias, no pensarías en mi sonrisa, sino en mi rictus, en mi mandíbula haciendo crujir las muelas, desgastándolas de rabia mientras te miro con ojos rojos, fulminantes. Si mi cara se controla, solo deja ver los ojos húmedos, que puede ser tomado por tristeza o emoción, confundido con lágrimas, pero jamás entendidos como ira.
Yo soy ese punto medio. Entre mis ganas de matar y mi autocontrol externo. A veces revoleo ojos por no revolear trompadas. A veces no sonrío y soy una piedra. A veces susurro cuando por dentro explotan verborrágicas acusaciones. Soy la lucha entre los dos extremos, entre el fuego y el hielo.

lunes, 30 de agosto de 2010

El amor, charlando con mi ex.

Me preguntó qué es el amor. Así me dijo... Vos que sos tan filosóficamente pensativa (?) ¿qué miércoles es el amor?
Le respondí con una pregunta: ¿cómo te diste cuenta de que me querías a mí?
Porque me emocionabas entero, me hacías sentir que estaba en otra parte y me llenabas, tus ideas, tus palabras, sentía que no era nada en vano.
Respondiste tu propia pregunta.
Se siente primavera, le dije, que todo encaja, que hay una razón para seguir vivo.
Es difícil encontrar eso, respondió. Pero no se refería específicamente al amor, sino a la pareja, a la que define como un acuerdo social.
Y es verdad. La pareja, si bien tiene base en el amor, desde fuera es sólo una estructura social aceptada como ideal. Y el amor está muy bien visto como concepto, pero tiene mucho de pasiones, de arrebatos, de fuegos, que en la sociedad no se integran fácilmente. En la sociedad, el amor tiene que ser de corazoncitos rositas, manitos tomadas y caricias tiernas. En mi vida real, poco tiene de rosita el amor. Lo siento como un fuego, una urgencia, una necesidad del otro, que lo recrea en su ausencia, que lo construye. Sin el otro, el amor no existe. Cuando se ama, todo es absoluto. Nadie jamás ha sentido como siente el enamorado, y nadie podrá amar así. Cuando amo, soy la única dueña del amor, que todos los demás dicen conocer, pero no alcanzan a verlo, que todos lo nombran en vano, sin saber la urgencia del otro que se siente.
Y cada vez que uno se enamora, es diferente y única. Y siempre se siente que es más fuerte, más real. Desacredita todo lo anterior como banal, como insulso, comparado con este nuevo fuego. Y es que el fuego actual quema más fuerte que el recuerdo. Pero en su momento, ese sí que quemaba...
Como dijo mi ex, cuando uno quiere, siente que está en otra parte. En un universo diferente, donde lo único real es el otro.




Gracias a Javier por esta charla inspiradora.

lunes, 23 de agosto de 2010

Historias que no fueron (I)

Ella salía del supermercado cargada de bolsas, él vió un pedazo de tela roja moverse hacia un taxi. Él le abre la puerta, como todos los días a todas las personas que tienen plata para tomarse un taxi. A él nunca le abrieron la puerta, pero no hay problema, a él no le importa. Ella le da una moneda sin quitarse los lentes oscuros y sin mirarlo, mientras indica una dirección al tachero. Hay un colectivo delante, el taxi no se mueve. Mientras va arrancando, ella se ha quitado los lentes, que va guardando en su bolso, mira por la ventana y lo ve. Lo reconoce. Pero no sonrie, sólo baja la mirada mientras el coche se mueve lentamente, impaciente por que arranque. Él no la reconoció, muchas veces ha visto caras que parecían la de ella, pero ya dejó de encontrarla entre la gente. Sí mamá, en serio, me lo acabo de cruzar, ¿te acordás mi compañerito del primario? Era mi mejor amigo, siempre decíamos que nos íbamos a casar, ¿te acordas?... No, no lo saludé.

sábado, 21 de agosto de 2010

Onomatopeyas cotidianas

Puff, no te imaginás cuánto...
Ufa, no quiero no quiero no quiero.
Wee, ¡qué buena onda!
Epa, se te habrá escapado...
Pffffff ¡Qué temazo!
Mmmmm, no me gusta ni mierda...
Ahhh, no entendía, por ahí me cuesta...
Ehrmmm, no estoy de acuerdo...
Wiii, bien bien bien!!!!
Nah, ni en pedo.
Naaahhhhh, no te la puedo creer!
Awww, cursi, lo sé, pero igual me gusta...
HO-LA! me caso, ya!!...
Duh, obvio pavote...
Blablabla, un montón de pelotudeces que no vienen al caso...
Aha... Seguí contándome, pero hace 5 minutos que dejé de escucharte...
Clah, sí, te lo acabo de decir, con otras palabras...
Faaahh, pum para arriba eh!
Já... risa irónica...


Y después me quejo de los que hablan y/o escriben mal... Já!

miércoles, 11 de agosto de 2010

Teoría de la hijaputez de los hombres y la conchudez de ciertas mujeres.

¿Son todos los hombres hijos de puta con las mujeres? Sí y no.
O sea... Todos tienen el potencial adentro, solo que a veces (a veces) se enamoran y mandan al parche, el loro y la pata de palo (como leí en algún lugar) al carajo. Se enamoran algunos y se portan bien, te cuidan, se preocupan por una, en definitiva, te miman. Al punto en que si uno ve desde afuera dice... ¡qué pollerudo!. El problema está en que (casi) siempre se enamoran de alguna minita que se da cuenta de su amor, y lo usa en beneficio, pidiendo, demandando, hinchando las pelotas. Las mujeres que, desde afuera, miramos a nuestros seres queridos masculinos que sufren este enamoramiento idiotizado, no podemos creer a) la suerte que tiene esa mujer de encontrar un tipo así y b) la terrible conchudez de esta mina, que una vez que lo encuentra, lo trata para el orto.
Pero, a poco de analizar el comportamiento pasado de dichos seres masculinos, vemos que en el pasado se han comportado como la mayoría de los hombres que se han cruzado por la vida de una (o sea, como unos hijos de puta). Y ni bien terminan esa relación, vuelven a su camino de "me chupa soberanamente un huevo qué carajo te pasa", "solo importa lo que yo siento" y "no le miento, solo omito la verdad".
Entonces, he desarrollado dos teorías.
1) Los hombres son potencialmente hijos de puta, con la condición de que no se enamoren, en ese caso, son unos bombones que serán observados por las mujeres cual si fueran vida alienígena.
2) Las mujeres son potencialmente dictadoras, siempre y cuando tengan en frente a un ser masculino enamorado. En todos los demás casos, pueden ser seres que tratan a los hombres bien o mal, que son hinchapelotas por su propia naturaleza o no (las mujeres, cuando estamos solas podemos ser de tantas variadas naturalezas que es imposible generalizar)
Estas teorías, obviamente, tienen excepciones que confirman la regla(?) ya que debe existir alguna de las muchas parejas de enamorados que no se encuadre en estas situaciones.

Hoy tengo ganas de encontrarme con algun potencial hijo de puta que milagrosamente no tenga siete vueltas de cordón umbilical al cuello y que decida que me quiere. Después veremos si la conchudez es uno de mis atributos.

lunes, 9 de agosto de 2010

Me dieron el diploma

El pasado viernes, en una formal ceremonia, me entregaron el diploma. Es raro, porque he repetido mil veces que se trata solo de una formalidad, un acto, pero la verdad es que ahora que tengo el papelito que me respalda, recién caigo de que es verdad.
Porque hasta ahora cada vez que me decían "Doctora, ¿puedo hacerle una consulta?" o que me preguntaban a qué me dedico y yo respondía "abogada, trabajo en un estudio"; la verdad es que por dentro decía... no mientas, se van a dar cuenta... ¿¿¿qué abogada??? si sos vos nomás...
Y ahora, si alguien lo pusiera en duda (a mi nomás se me ocurren estas pelotudeces, lo sé) tengo el cartoncito que dice ABOGADA así en letras bonitas y se lo puedo mostrar y convencerlo (me) de que es verdad, que después de tanto trabajo, de tantos golpes de tantos enviones y tantas horas de falta de sueño, de ojos cansados, de derrames oculares y sustos previos a los exámenes, después de tanto sudor y lágrimas, después de todo eso, ya está... se terminó... tengo el diploma.
Y sigo siendo yo nomás... la misma boluda de siempre, pero ahora... una boluda certificada. Y si no me creés, te muestro el cartoncito.

jueves, 22 de julio de 2010

jueves, 15 de julio de 2010

Feliz día de la igualdad

En esta Argentina tan golpeada por tantas crisis diferentes, por tantos subeybajas económicos, por tantos contadores de cuentos y vendedores de humo, hoy se dió un gran paso en pos de la igualdad. Ésta, mi pobre y querida Argentina, llena de prejuicios, de clichés y de caricaturas, aprobó la ley de matrimonio igualitario. Esta patria mía, bendecida con los más bellos paisajes imaginables, también bendijo a su gente, gritando a los cuatro vientos: Somos todos ciudadanos iguales, con los mismos derechos, con las mismas normas, con los mismos nombres. Hoy me desperté en un país que me emociona. Hoy Argentina levantó la frente y dijo: Mi gente es digna.
Y cuando los quejosos de siempre, los vaticinadores del fin del mundo, los que ciegamente repetían cantinelas gastadas y sin sentido para mantener las diferencias y las apariencias, se den cuenta de que el mundo siempre se beneficia del amor, no los vamos a mirar por encima, no los vamos a menospreciar, ni hablaremos mal a sus espaldas; solo les diremos: Bienvenidos, esta es la sociedad que estábamos buscando. Esta es la sociedad en la que quiero vivir. Donde quiero ver mis hijos crecer. Donde, aunque sea en los papeles, todos tenemos las mismas oportunidades.
Feliz día de la igualdad, bienvenidos a la nueva sociedad.

viernes, 9 de julio de 2010

Leer.

Solo en la palabra escrita encuentro un mundo donde me gustaría vivir cada día de mi futuro.

jueves, 1 de julio de 2010

Perder el tiempo.

El tiempo es el transcurrir entre este ahora y un ahora diferente. Entre uno y otro, las personas tienden al desarrollo de diferentes actividades que le dan una sensación de dinamismo a esta eterna sucesión de ahoras. Algunos trabajan, otros escriben, otros estudian y alguno que otro se divierte. Tirarse en una cama con los ojos cerrados, para muchos puede ser una manera pacífica de transcurrir, un tercero que mira la escena, puede confundir esa paz con depresión.
Para mí, perder el tiempo es pensar en cosas que no tienen solución.
Perder el tiempo son esas tres mil horas que pasé intentando dar forma a las relaciones que no tendrían que subsistir ya. Perder el tiempo son esos eternos minutos antes de dormir en que intento recordar el sabor exacto de esos besos. Es soñar que somos distintos y que nos soportamos. Es imaginar que en algún momento del día, él piensa en mí. Es buscar explicaciones que no tienen sentido. Es intentar poner raciocinios a cuestiones del corazón.
Tengo que empezar a ganar tiempo, porque perderlo me lleva a lugares donde no está mi yo real. Y, ante todo, el corazón y la mente, y los sueños, y las fantasías, son míos. Y no puedo fingirme otra porque en realidad me gusto. No puedo quererme diferente solo para que alguien me quiera, porque en realidad, no me querría a mí. Y no es tan complicada la vida, al final de cuentas, todos queremos encontrar a alguien a quien querer y viceversa.
En realidad, no lo quiero, quiero a la imagen que me creé de él en mi mente. En realidad no me quiere, quiere a la persona que quiere que sea. No perdamos más tiempo. Hay gente que nos espera.
Y viceversa.

lunes, 14 de junio de 2010

Egoísmo y catarsis.

No quiero ser más la buena chica. Me cansé de ponerme en el lugar del otro, de pensar en perspectiva. Quiero tomar las decisiones en foma egoísta, quiero ser capaz de decir un "andate a la mierda" cuando se me cruce la idea por la cabeza. Basta ya de autocontrol, quiero placer ilimitado, sin pensar en las consecuencias. Reaccionar como se me ocurra, arrojar muebles si es lo que deseo. Decir las cosas sin cuidarme el corazón y sin el "qué pensará de mí". Definitivamente, me cansé de entender al otro, porque al final de cuentas, a mí nunca me entienden. Me cansé de no enojarme a los gritos, de no arrancar pelos y no pegar puñetazos. No más buena onda inmerecida, no más comprensión, no más control de emociones. Quiero romper con mis esquemas de estructuras sociales y correctismo.
Y si ya no quiero, no buscar excusas, decirlo de frente y gritando: No te quiero en mi vida, tu presencia es perniciosa. Y si sí quiero, también gritarlo: Quedate a mi lado, mirame a los ojos, aferrate a mis manos que vamos a volar.
Me cansé de cuidarme el corazón de emociones fuertes y cuidarme el nombre de rumores débiles, porque al final solo me llevo los recuerdos, y hasta ahora solo me arrepiento de las cosas que no hice.

lunes, 7 de junio de 2010

Diálogo muerto

Ella tiene los ojos muy abiertos y los labios apretados sobre cada palabra que se escapa. Él no la mira a los ojos, buscando lugares donde esconderse de sus acusaciones y reproches. Ella mueve las manos cuando habla, buscando en el aire los conceptos que no puede expresar. Él se ríe a veces y mueve la cabeza en un no eterno, que ella ignora.
Están sentados en un bar, con dos cafés entre ellos. Uno amargo, el otro muy dulce. Ella quiere irse pronto, porque sabe que no importa qué diga cada uno, que las cartas se echaron y que no hay vuelta atrás. Él también se quiere ir, odia las confrontaciones y prefiere que el tiempo arregle las cosas que se pueden arreglar o rompa aquellas que no tienen futuro.
Ella cree en la palabra. Él cree en los silencios.
Ella se queda callada mirando alrededor, quiere irse, no hay nada que salvar. Él le dice palabras bañadas en su café dulzón pero ella sabe que son cáscaras vacías, rellenas de aire y cubiertas de miel. Le toma la mano y le dice algo sobre las apariencias y la realidad y su distancia. Ella sonríe con pena en los ojos, le dice algunas cosas sobre los tiempos de cada uno, sobre las diferentes épocas y las distintas prioridades. La besa en los labios y murmura entredientes. Ella le dice que sí. Que lo quiere. Pero que no. Que no hay futuro.

lunes, 17 de mayo de 2010

Frío

Se te mete por debajo de la ropa, entre el cuerpo caliente y el algodón muerto. Se cuela por los poros, llenándote la sangre de temblores, haciéndote más lento, apagándote de a poco. Hundís los hombros, te achicás, exponiéndole la menor cantidad posible a la inclemencia. Ansiedad por lugares oscuros y acolchados, necesidad de abrazos que no existen, de besos que no llegan a tiempo. Dolor en las articulaciones, en la piel, que se tensa y se tensa, mientras sentís que se rompe en mil pedazos. Los dedos se extienden, entumecidos, buscando un vínculo que los mantenga vivos. Los ojos se humedecen, la nariz gotea.
Casi casi como la locura.
O como cuando se muere el amor.

lunes, 19 de abril de 2010

Complicaciones que no llevan a ningún lado

Tenés las manos cerradas. Y decís que queres abrirlas, mas en el medio hay siempre un pero. ¿Dónde están las palabras dulces cuando no estás conmigo? ¿Dónde se esconden? No te encuentro cuando te busco, hay hielo cuando me buscás. Estamos en dos mundos diferentes y quiero que cruces al mío. Y querés que cruce al tuyo. Pero tus reglas no son las mías. ¿Por qué sigo intentando caminar en este camino que no va a ningún lugar? Y de repente intentás hacer una brecha en esta pared que divide, pero es una pared sin ventanas, sin rajaduras, sin puertas. De un lado y del otro, golpeamos a destiempo. ¿Estás ahí?

jueves, 15 de abril de 2010

Delivery de situaciones

Un disparador me hablaba de la creación de oportunidades y de los días que tienden hacia la perfección. Me hablaba de las distracciones involuntarias y de la lucha interna frente a cada una de las decisiones de la vida. Sobre los hilos invisibles que van tejiéndose, formando un patrón.
Como buena derrochadora de ideas mantengo un monólogo conmigo misma de manera constante, y hoy está plagado de preguntas para las que aún no hay respuestas. Una de esas preguntas es sobre la tendencia a la circularidad en las situaciones de la vida: ¿Por qué ciertas circunstancias vuelven tercamente a aparecer ante mis ojos? Si creyera en un destino, diría que se encamina en esa dirección, a pesar de la mucha fuerza que empleemos en alejarlas. Si creyera en la existencia del karma, diría que es algo que debo aprender, debido a carencias en vidas pasadas. Considero que ninguna de estas creencias tienen la racionalidad suficiente como para convencerme (no es que las descarte, sino que soy, en definitiva, una mujer de poca fe), razón por la cual he intentado buscar algún tipo de explicación.
Supongo que estas situaciones llegan a la puerta de uno a pedido. Es un delivery. Nos topamos nuevamente con lo mismo, porque no cambiamos nuestro patrón de conducta. De todas maneras, cuando llega, actuamos sorprendidos, miramos con los ojos chiquitos, sospechando una intriga detrás, en bambalinas.
Pero como dije, no es una pregunta que tenga respuesta aún. Es sólo una teoría.
Y si, quizás se trate de cuentas pendientes de una situación pasada que no supe enfrentar o que no quise develar. Quizás es una mera ilusión, como muchas ilusiones pasadas, que se disuelven como el humo antes de asirla completamente. Quizás es sólo un misterio. O nada.

viernes, 9 de abril de 2010

Escena traumática

Una situación de vida o muerte. O matas a tu mejor amigo, o los matan a los dos. El mejor amigo lo mira y lo ayuda a decidirse, clavandose él mismo en su espada, lo sigue mirando, y le pide que lo termine, que mejor uno que los dos. Lo mata mientras lo mira, las miradas clavadas, diciéndose tantas cosas. Se vacían de brillo los ojos del amigo. Cae. El hombre rompió paredes y puños con su ira e impotencia. Cayó rojo al piso, las venas marcadas en su frente, llorando su vida y la muerte de aquél, deseando haber sido él y no el otro. De rodillas maldice a los dioses, maldice a su vida, se maldice. Se golpea, con sus puños ya sangrantes. Y su mirada busca en el cielo algún tipo de respuesta que no llega.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Una cuestión de códigos

La manera en que hombres y mujeres procesamos las ideas es totalmente diferente. Mis tiempos son radicalmente diferentes a los de los hombres que se han cruzado en mi vida. Mi lenguaje es un código extraño a la mente de mis amantes. Porque el código comienza a diferir desde el momento en que hay un interés sexual de por medio, ya que los diferentes lenguajes no están presentes en las conversaciones con mis amigos varones. Es que, como dice el dicho, el sexo lo complica todo.
Hablando con un amigo, se me ocurrió el tema de los diferentes códigos en una relación, que impiden la comunicación entre las personas. Uno habla binario, le dije, el otro hexa. Más allá de la ñoñada que implica esa metáfora, recapacitando luego, llegué a la conclusión de que no se trataba de esa relación en particular, sino de casi todas las relaciones en las que he estado involucrada. Es muy probable que ambos digan lo mismo, pero hace falta interpretarlo, convertirlo de un lenguaje al otro, para que ambos puedan entenderse.
Lamentablemente, en la vida no existe un conversor que me traduzca lo que los hombres piensan. Qué no daría por un aparatito que convierta el binario al hexa pero en las relaciones sociales sentimentales. De esa manera, evitaría largas horas de "¿qué habrá querido decir?" y de "¡Pero este tipo es un idiota!". Porque creo que la mayoría de las veces, es solo una cuestión de malentendidos, causada por una interpretación errónea de los códigos que se utilizan.
Ojo, no digo que los inentendibles sean los hombres, ya que las mujeres también representamos un misterio con nuestros procesos mentales. Hace unos días, hablando con un ex, le expliqué los motivos que llevaron a la toma de ciertas decisiones que cortaron la relación. Fue una charla amena, porque transcurrido el tiempo, quitando el interés sexual de por medio, se puede volver a comunicar uno, como si se tatara con un amigo. En esta charla, expuse mis procesos mentales y logramos mirarlos, como si estuvieran bajo la lente de un microscopio. Y entendió mis motivos, y entendí su punto de vista. Pero hasta ese momento, creo que los motivos habían permanecido totalmente ocultos, casi inexistentes, dentro de su lógica. Apuesto que a lo largo de mis relaciones he despertado más de un comentario "esta mina es una idiota" sólo porque en ese momento, era imposible comunicar mis motivos, mis razones, en definitiva, era imposible convertir los códigos.
Cada nueva historia está plagada de malentendidos y de carencias en la comunicación. Mientras menos conoces a la otra persona, más inentendible se te hacen hasta los mensajes más claros y transparentes. Un "Hola, ¿cómo estas?" puede significar: 1) estoy pensando en vos, 2) estoy aburrido, 3) me interesas o 4) quiero ver si esta noche dormís a mi lado. O, quizás, simplemente significa, hola, ¿cómo estás?. Como dice el dicho, la verdad, el sexo lo complica todo.

martes, 16 de marzo de 2010

Postclímax

¿Qué pasa cuando el futuro es hoy? me preguntaron.
Y esa pregunta me persigue desde el día más feliz de mi vida hasta el momento.
Tantos años deseando terminar la carrera, dejar de estudiar, recibirme. ¿Y ahora? Ya está. Todos los planes llegaban hasta acá, porque el después era casi casi intangible, irreal. Y ahora descubro no solo es tangible el después, sino que es real (muy real), y actual. Hoy vivo después de mi futuro.
Necesito fijar nuevas metas, para poder cumplirlas y sentir que avanzo. Pero si me miento, fijándome metas meramente transitorias, no cumplirá su objetivo, dado que la motivación brillará por su ausencia, nuevamente. Y el fijar metas reales está por el momento fuera del alcance de mi comprensión porque no encuentro una meta que me deslumbre.
Estoy en el momento del postclímax. Una sensación de profunda satisfacción apenas se termina de ir de mi cuerpo y éste se va adaptando al ambiente real nuevamente, y empieza a añorar el trabajar nuevamente, en busca de un nuevo clímax. Pero es inevitable decirse... ¿tan pronto?

domingo, 31 de enero de 2010

Enero y el estudio

La fuerza de voluntad ha desaparecido de la colección de atributos que adornan mi personalidad. Me siento frente al maldito apunte tantas veces levantado en vilo por un buen golpe dado en la mesa, y lo miro. Mis ojos se han olvidado del movimiento necesario para seguir la sucesión de letras y espacios que seguramente tiene algún tipo de sentido. Miro el vacío que me transmite este maldito apunte. Vamos Ana, tú puedes... La navegación es mbgjhgdsfcsdahvjbw. ¿Qué? Una vez más... ...vegación es una actividad del homjhkyfkdfsjk. Mierda.
Es imposible concentrarse sin una determinación personal lo suficientemente fuerte como para obviar los constantes recordatorios de que estamos en enero y que debería estar en una pileta, flotando mientras un vaso de fernet transpira en el borde de la misma. Y, lamentablemente, esa determinación es inexistente en estos días.
Así es que mientras observo la hoja que intenta desesperadamente ser leída, mi mente vagabundea por cualquier cuestión remotamente interesante que pueda encontrar.
Y la computadora, con su puerta al mundo de la distracción llamada internet, ha generado una especie de atracción magnética con mi cuerpo, que empecinado en obtener por algún método milagroso esa tan añorada determinación, se mantiene clavado en esa silla, luchando con la fuerza que irremediablemente lo atraerá hacia la pc, abriendo las puertas del boludeo con inusitada belleza.
Entonces comienza la catarata de palabras vulgares que emanan de mi boca, es la conciencia que ha tomado posesión de mis cuerdas vocales sólo para conseguir generar culpa. Pero con la culpa, igual se puede boludear. Y no es un buen momento para estudiar. Y me duele la cabeza. Y hace un calor de locos. Y bueh... acá estoy, ante mi magneto propio, lejos del vil apunte que habla de los mares que no puedo ver porque estoy, precisamente estudiando. O algo así.

domingo, 10 de enero de 2010

Decisión

Tengo que. Debo.
La elección no es voluntaria, es imperativa.
¿Sigo? No tiene sentido alargar el sufrimiento que inevitablemente nos levantará en vilo y nos arrastrará por calles y calles de ciudades diferentes. La distancia no es sólo física. No te siento y me duele el vacío que tendría que estar pero no encuentro. Pero tu nombre se me pega en los labios. Entonces...
¿Freno? Se me despegan los tatuajes de tus besos de la piel y cada uno me recuerda que te extraño. Ese chiste tonto que te encanta, ese juego idiota que sólo nos pertenece a los dos, esos lugares comunes que antes eran míos y hoy tienen tu nombre, tu aroma. Mis pies que se sienten fríos y el nudo de extremidades que tendrían que calentarlos. Todo te nombra. Pero son recuerdos que se van eliminando de a poco, que se van destiñendo.
Sería mas fácil decidir si no te quisiera. Pero te metiste adentro de la parte intangible, llenando huecos que antes no sentía como vacíos. Sería más fácil si te odiara. Pero no puedo odiar ni tus palabras hirientes. Sería más fácil si mirara a otro. Pero no encuentro miradas que me miren como la tuya. No miro a los demás como te miro a vos. Sería más fácil si supiera qué me pasa. Pero creo que una vez más, mi instinto de libertad me está usurpando la razón.
Pero hay algo que es seguro y determinante. El sabor a amargura que siento en mis labios que no te besan más.

martes, 5 de enero de 2010

Tu risa

Me gusta tu humor, tu risa.
Es de esas risas que contagian aún sin oirlas. Es casi un virus tu sonrisa.
Te imagino porque resulta improbable tu presencia real. Y en mi fantasía siempre te reís. Y yo río a tu lado.
Es raro, pero ni en mi fantasía sos mío. Tampoco quiero que lo seas. Siempre serás eternamente tuyo y de tu sonrisa.
Sólo me robo retazos de tu risa y los guardo en la memoria. Y procuro que no se extingan. Que repiqueteen para siempre en mi cabeza para que cuando los oiga me contagien.
¿Cuánta belleza puede almacenar una memoria sin que se pierda para siempre?