lunes, 12 de noviembre de 2012

El reencuentro

El martes pasado desapareció mi gato.
Busqué por los techos, para ver si aparecía.
Busqué en la calle, para ver si había muerto.
Podía ser que, siendo un gato tan cariñoso y bello, me lo hubieran robado.
Estaba muy triste, lo extrañaba. No quería saber si me lo habían matado...
Mi gatito está operado, así que no podía haberse ido detrás de una gata en celo. A mi gatito le había pasado algo...

El viernes a la noche cuando salí al patio de mi casa, escuché su maullido.
O sea, no escuché UN maullido, escuché el maullido de MI gato. Lo reconocí. Empecé a llamarlo y él me respondía con su maullido. Un maullido lastimero y triste.
Parecía como si saliera de la casa que están remodelando cuyo patio colinda con el mío.
De más está decir que en esa casa, no hay nadie.

Me desesperé.

La señora de al lado de la casa en construcción es la consuegra del dueño actual de la casa. (Todo esto me enteré después, obviamente). Esta señora tiene una terraza en la que tiende la ropa. Y desde la cual mira mi patio. Y me saca limones de mi limonero. (No es que me moleste que saque los limones, porque yo a esos no los alcanzo, esto es solo para demostrar que soy una excelente vecina, que convido mis limones y que no le digo nada cuando me mira el patio)
La cosa es que le pregunto a esta señora si me puede dar el número de teléfono del dueño de la casa, de manera de explicarle la situación. A lo que me contesta "No, ahora llamo yo" (en mi teléfono imaginario tu tu tu tu tu ) "No, no hay nadie en la casa".
Bueno, le digo, ¿No me haría el favor de ver desde su terraza si esta mi gato en el patio o en el techo pero está lastimado?. A lo que me contesta "No, estoy con los nietos." Y cierra su ventana, dando por finalizada la conversación.
Bastante enojada, vuelvo a mi hogar. No sabía qué hacer. ¿Qué clase de persona no te puede dar el fucking teléfono????
Me encuentro con mi amiga que oh casualidad sabía dónde vivía el dueño de la casa. A una cuadra.
Fuimos, hablamos con el hermano del dueño, que estaba en la casa. (O sea, la señora efectivamente llamó desde su teléfono imaginario).

En definitiva, el sábado a la mañana fui con el dueño y encontré a mi gatito que se había caído por la ventanita del baño y que no podía salir debido a que estaba muy alta.
Estaba tan asustado que cuando lo llevé a casa no se despegaba y estuvo todo el día insoportable de pegote.

Tres notas de esto:
1- La vecina es una vieja mala onda.
2- Yo soy una vecina demasiado paciente y educada que no la mandó a la mierda.
3- No estoy loca. Reconocí el maullido de mi gato.